Cirugía íntima

Las intervenciones de cirugía íntima se realizan para corregir problemas funcionales y estéticos en la región genital femenina, como pueden ser la desproporción de tamaño de los labios menores (labioplastia), la dilatación de las paredes vaginales debido a los partos (vaginoplastia) o la acumulación de grasa en la zona del monte de Venus (liposucción del pubis). “No se produce ningún problema de salud por tener los labios menores grandes o por tener capuchón cutáneo en el clítoris –aclara Patricia Mancebo Carpio, médico especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética de la Clínica Londres–. Sin embargo, en el primero de los casos las mujeres se quejan de molestias durante las relaciones sexuales”.

Estas intervenciones, más bien, buscan corregir imperfecciones o problemas ocasionados por diferentes situaciones –edad, partos múltiples–, con el objetivo de mejorar las relaciones sexuales de las pacientes y de lograr un mejor aspecto en la zona íntima, en los casos en que la mujer no está satisfecha con él.

Sencillez

Estos procedimientos tienen la ventaja de ser ambulatorios. Esto significa que sólo requieren anestesia local y, de acuerdo con la zona que se vaya a tratar, sedación. No existe una edad límite para someterse a estas intervenciones. Lo único que puede limitarlas es el propio estado de salud de la paciente. La hipertensión o la diabetes, por ejemplo, pueden desaconsejarlas. Además, la recuperación suele ser muy rápida y la paciente suele recobrar su vida normal aproximadamente dos semanas después de la operación, tras la caída natural de los puntos. Las relaciones sexuales, por regla general, pueden reanudarse un mes después de la cirugía. Cada caso debe ser estudiado por el especialista para indicar a la paciente qué tipo de intervención es la adecuada y cómo debe hacerse. El coste de las mismas oscila en torno a los 3.600 €.

Labioplastia

También llamada ninfoplastia o ninfectomía, es uno de los procedimientos más frecuentes y está indicado para mujeres con labios menores hipertróficos (demasiado grandes), que afloran por fuera de los mayores cuando la vulva se encuentra en reposo. Esto hace que la mucosa se reseque y oscurezca. Las pacientes recurren al especialista porque les resulta molesto al tener relaciones sexuales y al usar prendas de ropa ajustadas.

“El procedimiento se realiza con sedación porque poner anestesia local en esta zona resulta doloroso –explica la doctora Patricia Mancebo Carpio–. Posteriormente, se dibuja la parte del labio menor que se quiere recortar, se clampa (pinza) y se procede a seccionar con bisturí eléctrico, para que la mucosa no sangre demasiado. Se dan unos puntos que luego se caen solos, a lo largo de los primeros 10 días, con los lavados pertinentes. Tras la operación, las pacientes sólo refieren molestias al sentarse. Además, la mucosa es una de las partes del cuerpo que mejor cicatrizan, con lo cual no queda ninguna marca”.

La intervención suele durar unos 30 minutos. La actividad normal se suele retomar al día siguiente y la sexual, cuando ya no haya sutura. Aunque, según la doctora Mancebo Carpio, las pacientes prefieren esperar a que pase un mes. El procedimiento contrario también es solicitado por otras mujeres, que desean rellenarse los labios mayores porque con la edad van perdiendo grasa y se hacen más delgados. A eso se le llama labioplastia de aumento. “Es una cirugía muy demandada por las mujeres que suelen depilarse el pubis completo, ya que así se nota más esa delgadez. Se puede poner grasa, pero va mejor el ácido hialurónico”, aclara Mancebo Carpio.





Vaginoplastia

Las mujeres pueden perder tono y firmeza tras varios partos vaginales. Las paredes de la vagina se quedan dilatadas y, en las relaciones sexuales, la mujer se nota muy holgada y siente menos placer. Esto puede corregirse con vaginoplastia, también llamada rejuvenecimiento vaginal. “La técnica más moderna consiste en infiltrar en las paredes vaginales Macrolane, una marca comercial de ácido hialurónico formulada específicamente para el cuerpo y que se utiliza en Europa desde 2007”, indica Mancebo Carpio. Es una intervención ambulatoria, con anestesia local y sin sedación, y se realiza en una hora, aproximadamente. Después, la paciente puede irse a casa. El único inconveniente es que el ácido hialurónico es reabsorbible y por esto debe repetirse la intervención una vez al año.

Clitoroplastia

La remodelación del clítoris está indicada en aquellas mujeres que tienen el capuchón de piel que hay sobre el clítoris demasiado grande. Esto hace que no quede tan expuesto y que se produzca menos placer. Durante la intervención se hace una semiluna de piel y se sutura más arriba para que el clítoris quede “mirando hacia arriba”, más a la vista. Se utiliza anestesia local y sedación. Las suturas se caen solas y la recuperación es realmente rápida. Como suele ser consecuencia del envejecimiento, en la mayoría de los casos se presenta junto con la hipertrofia de los labios menores, así que se suele realizar junto con la ninfoplastia.

Otras intervenciones

• Liposucción del pubis o del monte de Venus. Con la edad, las mujeres posmenopáusicas empiezan a acumular más grasa en el monte de Venus, la zona que se encuentra justo debajo del triángulo del vello púbico. “Es una grasa distinta a la del resto del cuerpo, llamada parda –comenta la doctora Mancebo Carpio–. El procedimiento para eliminarla consiste en hacer una incisión, insertar en ella una cánula de tres milímetros y extraer la grasa. La herida suele requerir un solo punto que, además, queda oculto por el vello”. Después, las pacientes deben usar ropa interior que ajuste o una faja durante 15 días. La intervención no tiene riesgo alguno y se realiza con anestesia local y sedación.

• Lifting de pubis. Cuando los bultos de grasa que pueden ser retirados con liposucción son demasiado grandes y el especialista calcula que la piel no va a encoger y, por lo tanto no va a quedar lisa, se realiza un lifting para retirar esa piel. Se utiliza anestesia local y sedación, los puntos se caen solos tras un par de semanas y la cicatriz queda tapada por el vello púbico.

• Reconstrucción del himen (himenoplastia). “Es una intervención muy difícil. En muchos casos no quedan restos del himen que se puedan resuturar y hay que usar tejidos que están alrededor de la zona –explica la doctora Mancebo Carpio–. Si es una chica muy joven que acaba de perder la virginidad y tiene restos del himen, se sutura un poco y se deja un orificio para la menstruación. Si no, se quitan unos trocitos de mucosa interior de la vagina”. La zona donante, de donde se saca el tejido, cicatriza en menos de una semana. Es un poco más dolorosa que el resto de las cirugías y el posoperatorio es más delicado porque hay que vigilar que la sutura no obstruya la salida del periodo. Este control se realiza durante el primer mes, tiempo que tarda la cicatrización definitiva. Este procedimiento tiene poca demanda entre las españolas, pero musulmanas y gitanas la solicitan por cuestiones culturales.